El enorme fraude de Bernard Madoff tiene una explicación: su habilidad, el exceso de confianza de sus millonarios clientes y el pésimo control de los reguladores .
Hace diez días el agente del FBI Theodore Cacioppi llamó a un apartamento de Manhattan. Sabía que la persona que estaba al otro lado de la puerta no sólo era el hombre que modernizó la Bolsa de Nueva York y consiguió que los intermediarios cambiaran el teléfono por el ordenador, con lo que las operaciones empezaron a cerrarse en segundos en vez de minutos y se podía ganar más dinero en menos tiempo.
No sólo había sido el presidente del Nasdaq, el mercado electrónico de acciones de EE UU. Ahora era el director de una empresa que se dedicaba a la intermediación bursátil y de otra, Bernard Madoff Investment Securities, que asesoraba a grandes inversores particulares y a gestoras de fondos. Su empresa ostentaba el récord de haber pagado beneficios superiores al 8% anual durante 72 meses consecutivos.
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